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comer

El otro día se olvidó de comer. Sino fuera porque su economía racionaliza todo lo que existe en una nevera demasiado fría y vacía, ni se hubiera dado cuenta. Vivimos de hábitos, pensó, y eso nos hace iguales a todos. La rutina es un valor que escandaliza para mal, está mal visto. Saltarse la rutina, está bien. Políticamente correcto, pero sin buscarlo, se había olvidado ese día de comer. Dicen que comer es importante. De lo más importante, y debe hacerse 3 veces al día. Estaba orgulloso, no había comido. Por la noche cenó, pero sintiéndose ganador de una batalla vital. Lo importante no era el hecho de no haber comido, sino haberlo pasado por alto. Era un hombre feliz tras cenar. Cigarro, puro, …Llamó a varios amigos. Y se fueron a tomar unas copas para celebrar su gran hazaña. Era un privilegiado. Hacia las 5 de la mañana regresó a casa, solo, a dormir. No todo podía salir tan bién en un solo día. Iba a dormir como un gran campeón con su trofeo en la mesita de noche de sus logros. No necesitaba más. Se tumbó en la cama y de pronto saltó sobresaltado. No estaba en su casa, estaba en la calle. Había olvidado donde vivía, quién era, y que sentía. Se empezó a retorcer buscando cosas, pero no había nada. Ni calles, ni señales, ni mantas, ni pesos, ni monedas, ni paseos…nada. Todo había desaparecido. Él había desaparecido. No existía. Y sólo entonces tuvo el suficiente valor como para reconocer que aquel día se había olvidado de sí mismo, y luego, también, de comer.

rubén. Noviembre 2007.

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