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latercera

el túnel del terror

Marcelo subió aquellas escaleras consciente de que aquello era mucho más serio que el túnel del terror al que el día anterior había llevado a sus sobrinos. Llegó hasta la puerta de la entrada y se quedo varios minutos, allí sentado, pensando en echar a correr y no volver nunca más...¿podría vivir sin ello? sólo aquella duda le plantaba como un árbol allí delante. El tronco quieto. Las hojas, unas hacia delante, otras hacia atrás, como debatiendo el futuro posible de aquel momento, valorando todas las posibilidades. Los árboles manejan ese movimiento como el ser humano. Varias voces, que venían de dentro del pequeño habitaculo, y algunas neuronas de su cabeza, pensó después,  le llenaron de la energía suficiente como para mover el dedo y accionar el timbre del pórtico de la entrada. "Buenas tardes, adelante". Ya no había vuelta atrás, o tal vez sí, pero Marcelo era consciente de que una vez allí, escapar era casi imposible. Las piernas ya no tenían fuerzas. La cabeza había dado una severa orden.

 Enseguida tumbaron a Marcelo en un sofá y, bajo una potente lámpara de luz, empezó un interrogatorio que no acababa nunca..."no sé,no sé..." susurraba...La cosa fue poco a poco subiendo de tono. Marcelo era incapaz de articular palabra. El miedo le tenía paralizado el habla, y aquella luz le estaba matando..sudaba, nervioso...se había equivocado, no debía haber entrado nunca en aquel lugar teniendo piernas como para haber estado corriendo el resto de sus días..Casi sin darse cuenta, alguien le pinchó una aguja...¿Qué hacen? no ..porfavor.... Cayó dormido..y empezó a soñar en cosas dulces, en su vida, sus días, su rutina, su mujer, el pan, el vino, ...se paró el reloj. De vez en cuando, notaba una tortura, como si alguien tratara de arrancarle la cara, la cabeza, ...hundirle la boca...Pasaron, creyó él ,días, meses, mareos...hasta que despertó. Al cabo de unos 15 minutos...la luz seguía allí, su miedo seguía allí, mareado, él seguía allí, la gente que le había tumbado estaba allí, y hasta su chaqueta, seguía allí...Lo único que ya no seguía allí, era aquella terrible muela del juicio que tanto y tanto dolor le había causado las últimas semanas. Orgulloso, se vistió, medio despidió, bajo las escaleras, y encendió un cigarro.

 rubén, dios, qué mal lo he pasado...

2 comentarios

acróbatas -

Eres un cagau! :P

Marian -

La ví, la ví, la ví!!!Anoche vi Once, qué maravilla, mil gracias por la recomendación :) besitossss y feliz finde!!